Hoy ha sido un día de esos en los que no he llegado. Me he quedado a medio camino y la meta estaba al otro lado. En esta sociedad capitalista en la que las personas somos mercancías y nuestra valía depende de nuestra productividad, cuando no consigues tu objetivo terminas frustrándote.
Desde pequeños, y más en concreto, desde pequeñas, se nos exigen unos mínimos para poder formar parte de esta sociedad. Aprender a ser mejor que tus compañeros, a estar «por encima de» y cuando lo consigues te sientes realmente bien cuando eres brillante, cuando tu profesor te compara con Dios al haber obtenido un 10 (esto es un caso real).
Cuando sales de la escuela y sigues estudiando -antes se podía, ahora ya tal- te empiezan a preparar para el mercado laboral y si tienes la suerte de poder pagarte un master, seguirás compitiendo con tus compañeros para poder quedarte con una de las plazas que te ofrecen a cambio de pagar.
Después de pasarte media vida estudiando y compitiendo encuentras trabajo -hablo de hace años-. Al principio te sientes bien, después de haber entrado en depresión durante meses, porque tus compañeros ya han conseguido trabajo y tú eres una loser. No te has esforzado lo suficiente, eres débil.
Pasas años en un trabajo o varios de mierda, en tiendas de ropa explotadoras, pescaderías o agencias de noticias vergonzantes y denunciables.
Pasa el tiempo, surge el 15M y sientes que hay esperanza en el cambio. Te dejas la piel con tus compañeros. Sientes que por una vez no estás competiendo en tu vida por un futuro que no va a llegar. Ayudas y te ayudan y eso es lo que realmente estabas esperando toda tu vida.
Cuando más o menos has encontrado tu lugar en el mundo junto a los tuyos aunque a miles de kilómetros, te diagnostican una enfermedad que básicamente te rompe la vida. Intentas hacer una vida normal, engañándote a ti misma y hay días más afortunados que otros. Hoy no ha sido uno de ellos. Hoy no pido perdón ni pido una palmadita en la espalda. No pido una paguita ni pido pena. Pido que cambiemos las cosas, que dejemos de vivir para ser explotados o auto explotados, que cuidemos las relaciones y seamos capaces de cuidar y ser solidarios. Será importante cambiar el Gobierno, será importante crear otro tipo de Estado, pero más importante será si cabe cuidarnos y cuidar. La solidaridad es la ternura de los pueblos, no dejemos de lado a los que más lo necesitan.