Quizá podamos
observar,
las altas alamedas
mientras el eclipse nos niebla
la vista en otro planeta.
Es tan difícil sólo ser,
sin ser
y llegar al otro lado
sin habla.
Pálida. Sola. Entrecortada.
No sé quién soy
y si dolí
también me duelo yo.
A veces, quizá
no nacemos. (somos embriones eternos).
O sí renacemos,
en otros cuerpos, otros lirios,
otras manos mujeres nos consuelan.
Me duele la cara,
de tanto olvidarte
y las manos de
plantar nuevos libros
nuevos mundos planos. Inertes.
Precioso
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