Si extiendes tu mano,
mi mano te espera.
Pero. La tuya se ha ido
entre la niebla, el alcohol y el miedo
de esta ciudad
Solitaria.
Las mejores letras se escriben dormida,
las mejores vidas se viven dormida,
y mientras tanto pasan
las horas.
Y mi cuerpo dejar de poseerme.
Tomemos un coñac,
el más fuerte que tengas,
que raje, que segue
mi garganta, mi columna maldita.
Podemos baldear el suelo marchito
y así crezcan jazmines entre tus pies
descalzos y torpes.
Las miserias en la basura,
el 2.0, los muros a la basura,
los ojos sin ojos a la basura.
Nos asomamos a tirar cohetes,
eso nos vuelve locos. Como niños.
Van a llamar a la policía,
eso nos vuelve locos. Como niños.
Te miro y quiero besarte,
como el río besa los cimientos
de esta ciudad solitaria y carcelaria.
Pero los cohetes. Pero el coñac.
Pero el jazmín. ¿No es maravilloso?
Si extiendes tú mano
sólo
si extiendes tu mano.