Escucha voces,
pero es ella misma. Sola.
Después de
maltratar
su cuerpo
acariciando a otro (no importa cuál).
Siri no sabe indicar
el camino adecuado
“perdona, pero no te he entendido”.
Su psicólogo tampoco,
y Freud ya murió.
La ciencia no está a su altura
y siempre
es culpa de los demás.
Aunque no crea en la culpa ni en los demás.
Los recuerdos le persiguen como gacelas
desorientadas.
Y para sobrevivir
roba vidas que son de otras,
pero luego
deja
propina.