Te siento debajo,
ausente, distante, pero dentro.
Tu vals tras las cortinas,
la pena recorre las venas abiertas
de esta no nuestra España.
Y ahí estás/estáis
debajo. Olvidados.
De las tierras salen sus manos con hormigas
y una rosa de plata
marchita, escarchada, de cisne helado.
Las máscaras incompresibles nos pingan,
nos retuercen como un jirón deshecho.
La espalda maltrecha
como la espalda partida de Frida
colgando de un cisne negro
en un país de pan gris.
Tu cuerpo está dentro del nuestro
compartido por las raíces que nos unen
creciendo como fetos en nuestras tripas. Vivas.
Autorretrato de Lorca en Nueva York