La llave de escudo inexacto
de un pueblo baldío del sur
donde acompaña la luna y la solera,
las peonzas bailan al aura.
Los niños mecen la noche,
las tetas secas y asustadas,
resuenan los rifles,
de día llega el pan
con el primer canto de sirenas vacías.
Su canto es mi canto, es tu canto,
y crece bajo la tierra.
Nos tiende su mano el poeta,
el poeta de angustia y de polvo.
Este camino que nos mece,
no es el tuyo ni el mío,
vamos atados de mordazas de guirnaldas.
Mordazas
de
guirnaldas
de
hierro.
Bueno y duro, ¿no? 🙂
Me gustaMe gusta
Brillante.
Me gustaMe gusta
¿Es un poema?
Me gustaMe gusta
Por desgracia o por acierto hay cantos vacios no hacen mas que evidenciar la fragilidad de los baldíos pueblos del sur; de ese sur entre los sures de los que todos intentan escapar. Fragilidad que en coyunturas concretas incluso se torna plácido tras el horror de las noches escabrosas y te hace darte cuenta de los verdaderos sentidos y significados de la vida.
Me gustaMe gusta
Acurrucado aguardo la mañana
Probable de proyectiles intrauterinos
No hay ubicación
No hay regreso
Sólo
el ruiseñor
Y el remolino
Me gustaLe gusta a 1 persona